Remember the days...
- EmaBlogger
- 15 jul 2019
- 4 Min. de lectura

Pasa el día y sobreviviste. Ese respiro que tienes de tranquilidad tras ir remando sobre aguas intranquilas, hasta que te das cuenta que el remo se esta rompiendo, y que en realidad vas avanzando por inercia, porque así te llevan, así avanzas, por fuerza de gravedad, y piensas que no es correcto, entonces vas latigueandote en tono de culpa, pues algo estas haciendo mal... déjame decirte que te equivocas.
Cuando vamos caminando sin control, sin una dirección, y nos sentimos perdid@s, podemos experimentar una sensación de miedo, de que alguna esencia se fue esfumando, y solo quedamos en una estructura de huesos y carne que va moviéndose con los ojos abiertos pero sin mirar nada, como que hay algo que se quedó en el camino junto a alguien, asi que vamos sin soga, y sin cabrito. Es como vivir un doble duelo, en caso de estar frente a una ruptura amorosa, y sentir que algo nuestro ha muerto en el momento en el que ambas personas se pararon y fueron en direcciones distintas.
En realidad no pierdes nada tuyo, solo te pones en pausa, hasta que pase la tormenta. Es normal que te quedes con miedo, que te sobre protejas, que no te expongas e incluso, que andes con cierta culpa al momento en el que se te cruza por la cabeza el abrirle una ventana del corazón a alguien nuevo imaginando que al hacerlo, estarías cerrando todas las puertas a ese alguien que ya no está, de manera oficial. Nuevamente, equivocación.
Creo firmemente que un avance jamas es menospreciable, incluso cuando aquello no necesariamente fue fruto de tu control. El no tener en cuenta todo, el no planear absolutamente todo y ver que las cosas avanzan sin tu control no es malo, es un avance, es salir del nido, es mover las alas al ritmo del viento, donde se aprenderá y se ganará, incluso si ese viento te lleva a donde no querías, ten por seguro que la próxima vez que abras las alas y notes que el viento te lleva nuevamente por donde no te sientes cómoda, vas a cambiar de rumbo, porque ya conoces que pasa, ya lo viviste.
Para mí, es muy difícil llegar a aceptar que algo bueno vino porque si. Quizá se me hizo creer que todo viene con esfuerzo desmedido y sangre, y de cierta manera, tengo también varias historias que podrían validar aquello, y que si no hubiese sido por aquella gota extra de sudor, las cosas no hubieran funcionado, sin embargo, fue aprendiendo que las cosas no siempre son blanco o negro, no todo es de un lado o del otro, y por ende, en esa escala de grises, pude encontrar aquello que me haga ver otra yo, aquella que vi a lo lejos y que el viento fue llevándome, sin control mio en el proceso.
Al principio reaccioné mal, mi cerebro no puede procesar bien que algo esté ocurriendo, que tenga un efecto directo en mi camino sin que yo no tenga aunque sea un poco que ver en la marcha. Siento como culpa al no haber aportado en algo, como que este tiempo en el que fui viendo mi vida como si fuera una novela y yo solo aporto en el crujir de las pipocas al observarla, y nuevamente, mi pensar es incorrecto e incluso negativo hacia mi y hacia todo aquello bueno que me llegue en el camino. Vivir es también saber recibir con cariño todo lo bueno, pues el pensar que solo lo controlado esta bien y certificado, es como darle un revés a Dios por las bendiciones, es como llorar de tristeza cuando ves algo hermoso, como un amanecer.
Podría continuar sintiéndome mal sobre todo aquello que no controlo ni controlé, y de todo eso darme cuenta que mucho me hizo daño, y otro tanto me hizo muy bien, pero la que soy en este momento así de clisheada, si, es producto de la construcción de vientos propios y extraños, por lo que, no me arrepiento haber sido espontánea, y haber dicho SI muchas veces sin saber qué esperar más que vivir. Esos momentos me permitieron ser fiel a mi misma, y vivir las consecuencias también en carne propia.
Me encontré diciendo: esto no lo buscaba, como el amor de mi esposo, la familia que la vida me fue regalando, aquellos que llamo mis amigos y muchas oportunidades que solo me pedían subirme al barco, y así lo hice. Hacerlo no me hace una intrépida mujer, no me pone en una mejor posición que nadie, ni me da nada más allá que la moral y tranquilidad de decir: Controlar absolutamente todo no te garantiza el éxito, y ser una persona que deja el éxito en manos de la Divina Providencia y su voluntad tampoco lo hace; pero existe una hermosa conjunción entre ambos extremos, que forman un medio y es la serie de actos que crean situaciones a las cuales uno decide afrontar o no.
Pretender ser alguien que uno no es, en pos de amor, es clavarse un cuchillo al corazón, un poquito cada día. Pretender para alcanzar, es una estafa que tiene los días contados. Pretender y con ello postergarse a vivir otras cosas es morir cada día. Postergarse y pensar que eso es un acto de amor, es confundir arroz con manzanas, amor es avanzar, amor es acompañar al otro en su crecimiento, y crecer juntos, aunque esto te obligue a salir de tu zona de confort. Tu confort ni el confort de nadie vale que te postergues, o te posterguen, tu no eres para mas tarde. Tu tiempo es ahora, Vivir es ahora.
No te postergues, no vale la pena.
Te invito a escuchar este Himno, que bien puede ser una carta hecha canción, de esas que nunca envié :).
Comments