top of page
Buscar

Miedos son aquellos que dejamos ser...

  • Foto del escritor: EmaBlogger
    EmaBlogger
  • 29 ago 2019
  • 4 Min. de lectura



Debo admitir que el miedo me invade cada vez que algo bueno sale de lo que haga. Y no me malinterpreten, no soy una persona pesimista, ni soy de las que se preocupa de reír mucho porque probablemente después lloraré, sino que debo aceptar que me tomó mucho tiempo sacar fuerzas y el coraje para hacer algo queme gusta, pues tengo miedo a que no tenga el resultado que espero, y muchas veces también pensé que me perdí ya bastantes oportunidades de mostrar al mundo algo mio, pues es mayor el miedo que tengo de que pase lo que temo: el mundo no lo aprueba, y por ende, no me aprueba.


He tenido que charlar mucho conmigo, me he tenido que sentir mal varias veces al ver hacia atrás quizá no con la pomposidad con la que me imaginaba que tendría a estas alturas, he dejado que la depresión ronde mi cabeza un par de veces, pero lo que más me duele, es no haber empezado antes, como que el tren se te pasa no solo para casarte, sino que se te pasa también al no hacer realidad algo que da vueltas en tu cabeza. Tanto el matrimonio como los sueños no tiene fecha fija de cumplimiento ni plazo de ejecución, eso también aprendí.

Afrontar tus miedos en afrontarte a ti mismo. Que batalla más dura. Soy capaz de decirle al mundo entero que saque fuerzas de todo lado, que vean la vida cara a cara y le inviten a bailar, y al mismo tiempo admiro muchísimo a quienes tienen las agallas de hacerlo. Solo Dios sabe cuánto cuesta levantarse de la cama con 20 toneladas de miedo en la cabeza y aún así, salir erguid@. No voy a ponerme a clasificar miedos, es obvio que no es lo mismo tenerle miedo a la operación que define una vida, como el miedo a que te critiquen por lo que opinas, pero aún así, en el fondo, sigue siendo una vida que se juega, el bienestar de esa persona es invaluable, y pueden decirte muchísimas cosas positivas, muchísimas cosas totalmente ciertas, pero la Guerra mundial está en tu cabeza, en plena masacre, ¿de que?, de tu espíritu, de lo que puedes llegar a hacer, a ser.

¿Y por qué damos tanta importancia a esta batalla que se libra en nuestro terreno, con nuestra energía, y nuestros propios soldados, si tenemos el absoluto poder de pararlo cuando queramos?, pues porque la palabra lastima, el insulto lastima, el no ser aceptado cuando diste tu mejor esfuerzo, lastima, y aún escribiendo algo que es quizá muy introspectivo, y liberador de cierta manera, me doy cuenta también, que esa misma batalla también puede ser parada en cualquier momento: no dándole cabida a ese dolor causado por alguien a quien no podemos controlar, otro ser, otra mentalidad, otra historia, otra vibra. Tengo que aceptar que no todos valorarán mi esfuerzo, no todos verán lo que hay por detrás, y no todos van a compartir mis pensamientos. Y con ello no quiero menospreciar a la crítica, esa que te hace crecer, que te hace doler justo ahí pues dio en el clavo sobre algo que habías dejado pasar, pero que te fortalece, esa que viene de alguien que observó algo y te lo hace notar. Esa critica es la linda, aunque llores todo un día por eso, al día siguiente la idea no retumba con maldad, sino con ganas de ser insertada a lo tuyo, y así perfeccionar lo que vienes haciendo. Esa batalla está ganada, supiste aceptar el baldazo de agua fría, viste que puede ayudarte y la asumiste como consejo, sales ganando por donde lo veas.

Dentro de las charlas que tengo conmigo misma, me doy cuenta que soy muy sensible, me duele quizá más de lo que quisiera y me molesto conmigo misma por permitirlo. Un circulo vicioso, pero al menos ya estoy consiente de aquello, al menos ya se que mi cabeza no puede ser más terreno de batallas sin sentido.

Estoy mas consiente en general. Aceptar que me duele es abrir la posibilidad no solo de poner curitas a la herida, sino desinfectarla y ver como cura realmente. Entendí que el mundo no quiere verme caer, sino levantarme así con la cabeza erguida, sacudiendo cada vez mas las toneladas de miedos que no me dejan avanzar, y más que el mundo, quiero verme a mi misma levantarme y seguir, quiero aplaudirme por cada piedra que saqué del camino y por cada vez que la ví y decidí dejar de tropezarme con ella, por cada vez que respiré profundo mordiendome la lengua que probablemente traería más problemas que mejoras a la situación y por cada vez que recordé que tengo boca y cerebro para justamente combinarlos y alzar la voz por mi o por quien no pudo, en el momento y lugar que si trajeron mejoras a la situación, por cada vez que recordé las sabias palabras de mi madre "la sotana no hace al monje" y dejé de lado mi orgullo para salir de mi zona de confort, y aquií estoy, escribiendo todo aquello que probablemente mucha gente preferiría no revelar, pero miedo es aquello que dejo ser, así que prefiero no temerle a esto, sino ser aquella que lo hizo mirando el miedo a la cara. No me denigré ni denigré a otros para alcanzar mis pequeñas victorias, y eso es algo que aplaudo fuertemente.

Es así que podría describir varias pequeñas batallas ganadas, y muchísimas perdidas, pero algo que jamás quiero perder es esa hermosa costumbre de mirar atrás y decir: de esto he aprendido.

Te dejo este himno para que te animes de una vez por todas a sacudir tus miedos,




 
 
 

Entradas recientes

Ver todo
Non, je ne regrette rien...

Los desfiles patrióticos siempre me parecieron un tanto violentos, por su muestra de armas bélicas y poderío militar. ¿Honrar a tu patria...

 
 
 

Comments


bottom of page